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Las relaciones internacionales de las regiones.

En los últimos años las actividades internacionales de las regiones vienen siendo objeto de un considerable interés, tanto político como académico. Esta situación se da sobre todo en Europa, donde el protagonismo de las regiones dentro de la Unión europea (UE) y los acuerdos por ellas celebrados han dado lugar a gran cantidad de literatura especializada; pero este fenómeno también se caracteriza a Estados Federales, tales como E.E.U.U., Australia o Canadá. Los motivos, estrategias y recursos de los gobiernos subestatales en el escenario internacional difieren considerablemente, como muestran las contribuciones recogidas en este volumen, y de la misma forma lo hacen las respuestas de los Estados soberanos ante lo que muchos de ellos todavía perciben como una intrusión en sus dominios exclusivos.

Tales actividades no son nada nuevo, como también muestran varias de las contribuciones de esta obra, si bien su pujanza a finales del siglo veinte se atribuye normalmente a los efectos de la globalización y al auge de los regímenes comerciales de ámbito continental, tales como la UE y el Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, en sus siglas en inglés). Todo ello ha servido para difuminar la antigua distinción entre asuntos domésticos e internacionales y ha centrado la atención en la necesidad que tienen las regiones y ciudades de tomar posiciones ante la competencia global. Desde esta perspectiva, existe una fuerte lógica funcional en la proyección exterior de las regiones que está relacionada con sus necesidades económicas, en la extensión de sus competencias domésticas al escenario internacional y, en algunos casos, hasta en la necesidad de ocuparse de conflictos étnicos o nacionalistas en sus fronteras junto con los asuntos de seguridad que estos conllevan. De todas formas, el funcionalismo por sí solo no ofrece todas las respuestas y necesitamos incluir explicaciones políticas derivadas de los objetivos y estrategias de las respectivas elites subestatales relativos a la construcción o promoción de sus regiones o, en ciertos casos, a la preparación de su independencia nacional.

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En los últimos años las actividades internacionales de las regiones vienen siendo objeto de un considerable interés, tanto político como académico. Esta situación se da sobre todo en Europa, donde el protagonismo de las regiones dentro de la Unión europea (UE) y los acuerdos por ellas celebrados han dado lugar a gran cantidad de literatura especializada; pero este fenómeno también se caracteriza a Estados Federales, tales como E.E.U.U., Australia o Canadá. Los motivos, estrategias y recursos de los gobiernos subestatales en el escenario internacional difieren considerablemente, como muestran las contribuciones recogidas en este volumen, y de la misma forma lo hacen las respuestas de los Estados soberanos ante lo que muchos de ellos todavía perciben como una intrusión en sus dominios exclusivos.

Tales actividades no son nada nuevo, como también muestran varias de las contribuciones de esta obra, si bien su pujanza a finales del siglo veinte se atribuye normalmente a los efectos de la globalización y al auge de los regímenes comerciales de ámbito continental, tales como la UE y el Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, en sus siglas en inglés). Todo ello ha servido para difuminar la antigua distinción entre asuntos domésticos e internacionales y ha centrado la atención en la necesidad que tienen las regiones y ciudades de tomar posiciones ante la competencia global. Desde esta perspectiva, existe una fuerte lógica funcional en la proyección exterior de las regiones que está relacionada con sus necesidades económicas, en la extensión de sus competencias domésticas al escenario internacional y, en algunos casos, hasta en la necesidad de ocuparse de conflictos étnicos o nacionalistas en sus fronteras junto con los asuntos de seguridad que estos conllevan. De todas formas, el funcionalismo por sí solo no ofrece todas las respuestas y necesitamos incluir explicaciones políticas derivadas de los objetivos y estrategias de las respectivas elites subestatales relativos a la construcción o promoción de sus regiones o, en ciertos casos, a la preparación de su independencia nacional.